Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

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Legislatura: 1879-1880 (Cortes de 1879 a 1881)
Sesión: 15 de junio de 1880
Cámara: Congreso de los Diputados
Discurso / Réplica: Discurso
Número y páginas del Diario de Sesiones: 190, 4862-4864
Tema: Libre ejercicio de la regia prerrogativa

El Sr. SAGASTA: Pido la palabra.

El Sr. PRESIDENTE: La tiene V. S.

El Sr. SAGASTA: El Gobierno se mete en unos berenjenales de que difícilmente puede salir, porque quiere entender como juez en cuestiones que no son de su incumbencia; quiere ser tutor y curador de este partido, y le extraña que pase dentro de él lo que pasa en todos. Eso ya, hablando en serio y con perdón de su señoría, puedo decir que realmente es una puerilidad. ¿Qué le importa a S. S. la organización interna de nuestro partido? (El Sr. Ministro de la Gobernación: A mí no, al país.) Nada: como a nosotros no nos importa la organización del vuestro.

Al país lo que le importará es saber si estamos dispuestos a cumplir en el poder las promesas que le hagamos en la oposición, y estoy seguro que le ha de parecer bien que el partido liberal vaya a realizar esas promesas. Así es que se extraña S. S. de una cosa muy singular. ¿Qué va a suceder el día que la Corona llame a uno de esos jefes? Ni más ni menos que lo que sucede en todas partes y lo que ha sucedido en Inglaterra, de cuya historia contemporánea no está S. S. bien enterado; porque en Inglaterra el partido liberal tenía tres jefes, Gramville, Hartington y Gladstone; y el partido conservador decía lo que decís vosotros: si sube el partido liberal al poder, van a venir complicaciones sin cuento sobre Inglaterra; y el partido liberal contestaba: eso no es cuenta vuestra, eso es cuenta nuestra y de la Corona, porque aquel a quien la Corona llame, tiene derecho a que los demás le ayuden. (El Sr. Ministro de la Gobernación: No sucedió eso: dijeron que era menester llamar a Gladstone. -El Sr. Navarro y Rodrigo: Está S. S. equivocado, y no conoce lo que pasa en Inglaterra.)

Por consiguiente, aquí pasará lo que ha pasado allí, y además, lo que habéis fingido que ha pasado [4862] aquí, porque cuando el general Martínez Campos fue encargado por S. M. para formar Ministerio, todo el partido liberal-conservador le creyó su jefe, como lo creyó el mismo Sr. Cánovas del Castillo. (Varios señores Diputados: No, no.) El Sr. Cánovas del Castillo lo consideró como jefe diciendo que sería el último ministerial. ¿No le considerabais vosotros como jefe cuando el que es jefe vuestro se consideraba soldado del general Martínez Campos? Esto se dice que es retórica. Si no se hubiera usado esa retórica con el general Martínez Campos, de otra manera hubiera pasado las cosas; pero esa clase de retórica os la dejamos para vuestro uso, no os la envidiamos, porque en la inteligencia y en el lenguaje de la hidalguía tiene otro nombre que no quiero decir aquí.

Por consiguiente, o era o no vuestro jefe. Si lo era (Varios Sres. Diputados: No.), nada tengo que decir; y si no lo era, queda en pie mi argumentación de que no se necesita ser jefe para ser Presidente del Consejo de Ministros. (Un Sr. Diputado: ¡Ah!) ¡Ah! Pues claro es; venís a mi argumentación, y cae por tierra toda la del Sr. Ministro de la Gobernación y todo lo que el señor Ministro de la Gobernación ha dicho de las dificultades que hay entre nosotros para que pueda llegar el partido liberal al poder. Al hablar de ciertas coincidencias, y sobre todo de la conducta de cierto periódico, no he pronunciado la palabra vendido; eso lo ha dicho el Sr. Ministro de la Gobernación. (El Sr. Ministro de la Gobernación: Lo han dicho los periódicos de S. S.) Yo no lo he leído; yo no tengo ningún conocimiento de esto, y si lo ha dicho alguno, desde aquí lo desautorizo yo. (El Sr. Martos: No es necesario.)

Un periódico antidinástico puede ser ministerial, puede seguir la conducta que yo no apruebo, la conducta del pesimismo, y puede dar apoyo indirecto al Ministerio que crea que es el más contrario a la dinastía, combatiendo a las oposiciones.

El Sr. Ministro de la GOBERNACIÓN (Romero y Robledo): Pido la palabra.

El Sr. PRESIDENTE: La tiene V. S.

El Sr. Ministro de la GOBERNACIÓN (Romero y Robledo): Desde luego, lo que no puede suceder es que una cosa sea recomendación si produce efectos en cierto sentido, y deje de serlo cuando los producen en otro. Por tanto, si un periódico antidinástico algunas veces, que deben haber sido muy raras, no fulmina todo género de censuras contra el Gobierno, y por esta razón hay que mirar al Gobierno con desconfianza y con recelo, con más recelo y con más desconfianza hay que mirar los aplausos de ese periódico a las minorías dinásticas. Esta es una cuestión que la puede apreciar cualquiera, y sobre la cual no cabe distinción, porque no es posible aceptar esta ley del embudo. Hay además la circunstancia de que yo tengo la seguridad de que ningún periódico antidinástico, ni ese a que se refiere S. S., que no sé qué periódico es, y me hubiera alegrado que lo hubiera dicho, ha aplaudido al Gobierno. Lo que habrá será que no ha censurado bastante duramente al Gobierno, y esto es suficiente para producir la irritación de S. S.; o no habría aplaudido su discurso lo suficiente, y no le habría atribuido los laureles de la victoria; pero tengo la seguridad de que ningún periódico antidinástico habrá tributado aplausos al Gobierno. En cambio, aplausos a la oposición, estímulos para que se forme ese partido, y esperanza de que se forme, esto todos los días lo consignan los periódicos de ese color. No es fácil hacer el cargo y en seguida rehuir la responsabilidad que del cargo mismo resulta.

Una última rectificación. El actual Presidente del Consejo de Ministros y el partido liberal-conservador no ha declarado jamás jefe del partido liberal-conservador al general Martínez Campos. Yo recuerdo en la reunión de la mayoría de esta Cámara, que precisamente usó de la palabra un hombre tan eminente y tan llorado como el dignísimo Presidente que fue de esta Asamblea, D. Abelardo López de Ayala, y en un discurso muy elocuente reconocía la jefatura del partido liberal-conservador en aquella reunión se declaró soldado, no del general Martínez Campos, sino del Gobierno aquel. ¿Hay en esto alguna contradicción? ¿Hay alguna cosa más natural ni más lógica que una persona que es jefe de un partido y que se encuentra con un Gobierno formado, que mientras el partido manda tiene la representación oficial; hay cosa más natural que es persona, después de oírse proclamar y reconocer jefe en presencia del Gobierno mismo, diga: "yo seré soldado, yo seré el último soldado de ese Gobierno.? "

Así lo dijo, y así lo cumplió, que es más. (Rumores.) Así lo cumplió. Cuando sobre ese punto hubiera debate, que no le hay porque es pequeño para ello, se demostraría hasta la evidencia, como está demostrado, que en efecto, lo cumplió hasta el último momento. (El Sr. Marqués de Muros: pero se pronunció.) No he visto semejante pronunciamiento. Si alguna vez conviene discutir esto más de lo que está discutido y averiguado, lo discutiremos y quedará tan evidente como lo está para el país entero, que cumplió con el mayor rigor los deberes de hombre de partido apoyando hasta el último momento, llegando a decir que una solución que no aprobaba, ni siquiera la combatiría, porque no apareciera nunca que había combatido a aquel Gobierno.

El Sr. SAGASTA: Pido la palabra.

El Sr. PRESIDENTE: La tiene V. S.

El Sr. SAGASTA: No hay paridad en cuanto a que un periódico siendo antidinástico pueda apoyar a las oposiciones, cualquiera que sea su carácter, porque hay siempre un lazo de unión entre las oposiciones, el lazo de combatir al Ministerio; y por consiguiente, puede muy bien un periódico no ser de nuestras ideas en la cuestión de forma de gobierno y cooperar a nuestra oposición, como podemos nosotros apoyar la suya fuera de aquella cuestión. (El Sr. Ministro de la Gobernación: No sé por qué.) Porque hay el lazo de la libertad, y hay además ese lazo común de oposición al Gobierno. Por lo demás, yo no tengo que contestar sobre la cuestión de jefaturas, sino que el Sr. Cánovas del Castillo después de haberse declarado soldado fiel del general Martínez Campos? (El Sr. Presidente del Consejo de Ministros: No; del Gobierno.) Soldado se declaró en Barcelona: S. S. olvida hasta el punto en que lo declaró. (El Sr. Presidente del Consejo de Ministros: Del Gobierno.) Y además, en aquel banco dijo que no le faltaría nunca su más eficaz apoyo hasta el último momento. Pues bien; soldado se declaró, y le fue fiel hasta que se pronunció con ese ejército.

El Sr. Ministro de la GOBERNACIÓN (Romero y Robledo): Pido la palabra.

El Sr. PRESIDENTE: La tiene V. S. para rectificar.

El Sr. Ministros de la GOBERNACIÓN (Romero y [4863] Robledo): Es bueno hacer constar que el Sr. Sagasta es tan escrupuloso, que el que no nos censuren con hiel y con amargura los periódicos antidinásticos lo toma como título para presentarnos como motivo de desconfianza ante la opinión monárquica, y se cree en el deber de ayudar a las oposiciones antidinásticas o ser ayudado por ellas, indiferentemente.

El Sr. SAGASTA: Pido la palabra.

El Sr. PRESIDENTE: La tiene V. S. para rectificar.

El Sr. SAGASTA: Contra el Gobierno y en favor de la libertad, nos tienen siempre a su disposición. Por lo demás, yo me alegro mucho de que S. S. no hay insistido en lo del general Martínez Campos; el ofrecimiento que hizo el Sr. Cánovas del Castillo al general Martínez Campos, ya sabemos que era un artificio retórico. (El Sr. Presidente del Consejo de Ministros: Una figura.)

El Sr. Ministro de la GOBERNACIÓN (Romero y Robledo): Pido la palabra.

El Sr. PRESIDENTE: La tiene V. S. para rectificar.

El Sr. Ministro de la GOBERNACIÓN (Romero y Robledo): Habéis oído la declaración del Sr. Sagasta. En efecto, entró en la coalición con las oposiciones antidinásticas contra el Gobierno presidido por el general Martínez Campos.)

El Sr. SAGASTA: Pido la palabra.

El Sr. PRESIDENTE: La tiene V. S. para rectificar.

El Sr. SAGASTA: En efecto, tuvimos que hacer eso para poder luchar contra la máquina electoral preparada por S. S.: no había otra manera de traer alguna oposición a la Cámara: de tal manera estaba preparado todo para volver a traer la misma mayoría. [4864]



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